Saturday, February 21, 2009

Las caricaturas y los estereotipos.

Si una caricatura no produce ninguna gracia, o si simplemente no tiene la más mínima capacidad de generar discusión o crítica alguna, entonces no ha cumplido su misión.


El caso sonado esta semana estuvo a cargo de la caricatura publicada por el New York Post que muestra a un chimpancé muerto de dos impactos de bala por parte de unos policías quienes al mismo tiempo dicen: "Tendrán que buscar a otro que escriba el próximo plan de estímulo". La caricatura está basada en dos hechos noticiosos que sucedieron prácticamente el mismo día: unos policías tuvieron que balear a un chimpancé y Barack Obama anunció el plan de estímulo económico. Sin embargo, no se necesita ser un experto en política para notar que la caricatura está tocando una de las más sensibles fibras en cuanto a temas vedados se refiere: el racismo.

Intencional o no, la caricatura fue capaz de hacer romper las vestiduras de muchos, sobretodo teniendo en cuenta la tradición conservadora del New York Post, diario que siempre mostró en sus editoriales posiciones en contra de la elección de Obama.

En este caso, la caricatura cumple con una de las funciones que dijimos al comienzo: generar discusión, pero aparte de eso, no hay nada más. El uso del humor negro en la caricatura es realmente pobre, además de ello cae en el error de emplear una simple referencia estereotipada que ha sido usada durante mucho tiempo de forma ofensiva, como lo es el caso del chimpancé y la raza negra.

Ahora bien, ¿tiene el caricaturista que disculparse por esto? De ninguna manera. Como bien lo expuso Scott Adams (autor de Dilbert) en su blog, el caricaturista cayó en una simple trampa por culpa de los hechos del día. Además, para que una caricatura salga publicada en cualquier diario grande del mundo tiene que pasar por varios editores, es por eso que un caricaturista por lo general trabaja en más de cuatro caricaturas diarias por si alguna de ellas es rechazada. Esto quiere decir que de alguna forma la línea editorial del diario está de acuerdo con la caricatura, sea como sea que los editores la hubiesen entendido.

Puede ser que el caricaturista realmente sea racista, como también puede ser que simplemente haya caído en la trampa de la que habla Scott Adams. Lo que es claro es que el humor no puede tomar partido, nunca, de lo contrario pierde su esencia, pero lo que también es claro es que no pueden existir temas vedados ni prohibidos para el humor.

Hablando de Dilbert, no hace mucho salió publicada una caricatura en la que al igual que aquella de Mike Peters se metió con esas cosas del orgullo patrio que muchas veces nos ofenden a nosotros los colombianos. Estos dos casos caen en aquel error que el mismo Scott Adams señala en la caricatura del chimpancé: meterse con estereotipos, en este caso se trata del aquél que dice que todos los colombianos somos narcotraficantes o paramilitares. Sin embargo, yo creo que en el caso de Mike Peters la cosa es diferente, él logra hacer cierto tipo de denuncia que va más allá del simple hecho de hacer uso del estereotipo. Es una estupidez en estos casos quejarse, primero porque Colombia sí tiene graves casos de violación de derechos humanos, y además somos uno de los más grandes exportadores de droga en el planeta, eso nadie lo puede negar. Ello no perdona el error de llevar el estereotipo a caricatura, pero es mucho más grande el error si se pretende amputar la creatividad y la capacidad de hacer humor a un caricaturista.

Dilbert (Scott Adams)

Mother Goose and Grimm (Mike Peters)

Para ofendernos no necesitamos de una simple y banal caricatura, basta con estar al frente de los agentes de inmigración en los aeropuertos alrededor del mundo para sentir las ofensas en nuestra cara.

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